Tres notas para recordarme porque había empezado todo,y tres notas para odiarme por como estaba permitiendo que todo terminase...
(¡estúpida sin talento!)
Tres notas de aquel piano perfectmente afinado.
Tres...
Mi-sol-si.
Es curioso que empezara con un acorde menor y que yo aquel día fuese la tristeza, y que no quedaran lágrimas ya,
y que las manos del pianista formasen para la vista una nube vainilla deslizandose por las teclas del piano.
(y que la música...)
Es curioso que fuese incapaz de pensar mientras lo sentía todo, y que me deleitase con el abrigo gris del chico que tenía al lado mientras que el se avergonzaba de llevar un abrigo heredado.
Es curioso que todavía me hiciesen falta tres notas...