lunes, 29 de noviembre de 2010

A veces pareces mi Australia

Decidí gritarte al oído.

Pensé que tenía que ser
más efectivo que seguir
susurrándote desde mi cama
cuando estás al otro lado del mundo.

(A veces pareces mi Australia,
y eso me cabrea.)

Me equivoqué
en sueños casi oías todo
lo que te susurraba
y ahora estabas enfadado y aturdido.

A veces no entiendes nada.

Susurrándote desde mi cama...
pero estás al otro lado del mundo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Contigo o sin ti

Me pierdo,
me pierdo y me encuentro.

Y busco
rincones en los que perderme
(contigo o sin ti)
y llorar.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

No se que me pasa

Ultimamente cuando me toco
no pienso en tí.

Pienso en aquel chico
que un día te dije
que me resultaba el antimorbo.

Y con él
hago cosas que nunca haría contigo.

Miro por encima del hombro porque todo me queda alto

Miro por encima del hombro
porque todo me queda alto.

Sus problemas nos quedaban grandes.
Mis sonrisas quedaban lejos.
Y yo quería cenar tortilla de patata...

Al final,
decidimos pelearnos,

porque así es mucho más fácil olvidar.

Fue como escupirle en la cara:
asqueroso

(sin embargo, algo dentro de mi
lo supo convertir en gratificante...)


Fue como escupirle en la cara:
liberador.

Miro por encima del hombro
porque todo me queda alto.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Nada de menos

Había que reconocerlo,
las clases de teatro potenciaban
la bipolaridad.

Después de pasar
de la risa al llanto
cien veces en dos horas

ya no sentía nada

no me dolía nada más que la cabeza y
no echaba de menos
nada más que el verano.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Capitán

El capitán se quitó la chaqueta,
tenía la camisa mal abrochada,
y se sentó en el suelo.

Todos habían perdido.
Acababan de entederlo.

Algunos lo imitaron.
El suelo quedó casi cubierto de
cuerpos con vida y sin alma.

Otros
se echaron a llorar en silencio.

Alguno
intentó remontar,
pero no supieron cómo hacer.

Estaban todos muertos por dentro.

Y para la muerte no se sabe solución.

El capitán los miró uno por uno,
su mirada apagada por dentro
empezó a brillar de rabia y...

llanto, por consuelo sólo les quedaba
el llanto.