martes, 25 de junio de 2013

Por ahí no se va a Malibú

Miro el espejo del tiempo
en el rostro de mis padres.

Los ojos,
hundidos en las cuencas;
la frente,
surcada de arrugas que
señalan el suelo
con ligereza.

Ése
es mi padre.
Eso
lo que queda de él.

Luego está la piel suave,
tersa, de una cara lunar;
unos labios diminutos
que ocultan
la posibilidad
de una sonrisa.

Ésa
es mi madre.
Esa casa
donde me crié.

Miro el espejo del tiempo
en el rostro
oscuro
de mis padres.

miércoles, 19 de junio de 2013

"-No me pegues, ¡eh! -¿Por qué iba a sacar las manos del bolso pudiendo matar con la mirada?"

Paseo por las calles de una ciudad que me asfixia.
Grito mi nombre en cada esquina para no olvidar 
cómo me llamo ni quien soy, y descubro, en el espejo,
a una chica asustada y derrotada que me mira. 
Sus deseos de salir de ahí son tan evidentes
que golpeo el espejo; le rompo la cara y me corto las manos;
ese es, ni más ni menos, el resultado.
Lavo las heridas, me vendo las manos, me meto en la cama
y duermo, tal vez mañana sea otro día.
¡Ah! y otro día siempre es mejor que hoy:
buenas noches. . .

lunes, 10 de junio de 2013

Podría haber sido una canción; y, sin embargo. . .

No puedo,
bajo todas estas nubes,
olvidar los días.

Así que: recuerdo
(con la nitidez incierta que da la memoria)
paseos; y conversaciones. . . 
y sobre todo
recuerdo Crecer. . .
así, con mayúscula.

Después tú te hiciste flor de otro campo,
o bala de otra guerra,
o. . . Tú desapareciste.
Poco a poco, es cierto,
y nunca del todo, también esto es verdad;
pero ya no jugabas en este patio,
ni bailabas en estas fiestas.

Y si querer,
(tú que me enseñaste la alegría) 
te hiciste triste y embustero involuntario;
fruto, por supuesto, de tanta equivocación
resultado, cómo no, de tanta negación.

Y ahora, bajo la escarcha 
tus ojos,
como muertos,
mirando al mundo (inmenso)
que nos grita.
¡Pestañea! -te pido en un susurro exclamativo- ¡Pestañea!
Pero ya no me pides ayuda cuando hay tormenta.
Ya no ves la tormenta.
Ya no ves.

Podrías haber sido la letra de un poema
y has quedado en des(h)echo de palabras.
Sí, podría(s).

martes, 4 de junio de 2013

Los olvidados

A mi hermana

Nacimos bajo un pesebre,
con menos de mil días de diferencia;
bajo la influencia de cuatro signos del zodiaco.

Tú fuiste un accidente,
yo
una mala idea.
Y a todo esto le siguió
la vida.

Pusimos los pies descalzos sobre la tierra,
deseamos ser volátiles y desaparecer instaurando olvido.
Fuimos música,
a grandes rasgos.

Y miedo,
ahora que lo pienso.
Y dolor en cada cicatriz,
pero después
de todo
aprendimos algo muy parecido a la alegría;
¿no?

Fuimos todo eso las dos,
a grandes rasgos;
tan diferentes que
(como en política)
nos confundían.

Y digo yo. . .
¡No vuelvas a coger mis cosas sin mi permiso!
Y. . .
si las coges:
¡déjalas donde estaban!
(L. respira).



P.D.: Tengo ganas de tener una buena pelea de domingo contigo.

A mi espalda hay un ejército de días olvidándose de mi.



Clic.  . .