Nuestra cesta no era de picnic:
era sólo una cesta.
No tenía tapa, ni mantel
de cuadros rojos;
era sólo una cesta.
Cubierta con un paño de cocina
-paño recuerda haber sido blanco-
la cesta albergaba
la cesta albergaba
una hogaza descuartizada
con saña,
mamá la convertía en pedazos;
queso; tortilla; filetes empanados...
La cesta de picnic:
era sólo una cesta
sólo, pero era nuestra.