lejos
de todo
lo que me ata
a mi
pero no sé como
no me atrevo.
Tengo
las manos anudadas
tras la espalda.
Quiero
bocas
que muerdan
el camino del dolor.
De los labios
a la espalda
recorrer
pasando por los pies
fríos
que deja el invierno
escarcha.
Y luego,
cuando se te ocurra ser tú
en todas partes,
cuando me apartes de la verdad
que es,
a pesar de todo,
la vida,
recordaremos
a los pájaros
que volaron
aquel día
sobre Granada.
Cuando tu eras feliz
en el oeste
y yo sonreía este
por los ocho costados.
Me quiero ir lejos
de todo(s)
descubrir
si es verdad
que lo echo todo de más,
que no he hecho nada de menos . . .
¡Y yo qué sé!
O cómo saberlo
y eso
y aquello,
lo otro,
lo primero
por la mañana
tiende a ser pensar(te)
y volver a querer dormir
punto y aparte.
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