¿Y qué hago ahora, amor . . .?
Quizás quemarte la piel
para que no quede nada del tacto.
O, tal vez . . .
arrancarte la lengua
para no digas nada que amar.
Podría también
sacarte los ojos, o
separar todas las partes de tu cuerpo
para luego
desearte en pasado
¿Y qué hago, amor...
ahora qué hago?
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