Porque mamá dice que si,
que sepa
que nunca como ahora,
que ya me acordaré mañana
y lloraré
por no haber sido joven nunca.
Dice que si,
que vaya,
que me tire de cabeza y
grite, que grite tanto
que se me quiten
las ganas de llorar.
Pero no grito, sólo lloro.
Su revelación
es aterradora.
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