¿A alguien?
A ti, tú contigo.
Me oigo respirar,
silencios táctiles
que me decían:
amor . . .
tócame,
déjame que te toque.
Luego
otros silencios se instauraron:
está aquí el olvido.
Yo no niego,
sólo dueles,
(ahora)
pero a veces
merece la pena el dolor.
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