Y cuando me desperté aquella mañana
seguíamos en la realidad y...
¡mira que habíamos rezado para que no fuese así...!
(Sospecho que Dios
se había cansado de nuestros
rezos interesados...)
Y había sol, pero
últimamente siempre lo había,
estábamos otra vez acostumbrados...
Las cosas que debían hacernos felices
eran una cosa normal, entonces
estábamos angustiados
sin derecho y sin por qué...
Y...¿Quién tenía la culpa de esto?
Nuestra condición de humanos
nos jugaba otra mala pasada...
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