viernes, 11 de marzo de 2011

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos

La novela llegó en el momento justo y me pegó una bofetada de realidad a pesar de ser ficción.

Todo es mentira.

Me enseñó el futuro potencial. Y me dió asco. Lo que mi cabeza crea(ba) me da asco, pena, melancolía.

Lo que recuerdo y lo que pierdo.

Recordé mientras ganaba. Ahora mientras recuerdo pierdo. En alguna parte alguien olvida. En alguna parte. En todas. En todas partes menos aquí. Aquí estoy yo sola.

Me gusta(n).

Estas paredes me gustan. Y me gustan las bocas en espaldas. Me gustan las espaldas. Morder. Y que tu (pero el otro) me muerda(s). Prefiero las caricias a los besos. Los besos a veces tienen demasiadas babas. Y me gustan la baRbas. Las suaves. Como las vuestras.

Y odio.

Odio que me dejes tu (y el otro) con las ganas. Y la gomina. Odio la gomina. Odio que nos miren cuando morreamos. Y que pregunten. Odio que papá y mamá hayan olvidado como ser felices. Y que no tengamos dinero.

Entonces.

Entonces la novela me pegó una bofetada de realidad. ("Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.") Parece que tú (no creo que el otro) la hubieras leido unas semanas antes que yo.

¡Joder...!

Abandono la realidad, Mi Realidad. Regreso al mundo (¡NO! a El Mundo (...) ¿ves? ¡primer paso!)

Adios. Hasta luego. Hola... Ciao.

"La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entoces, ya no somos los mismos."

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