lunes, 31 de diciembre de 2012

Las pesadillas también se llaman sueños (malos), alguien debería hacer que eso no fuese así.

Cuando me desperté
el suelo era de las cenizas
y el monte todo tizna.

Los soldados hablaban
en lenguas indescifrables
para los oídos inocentes.

Nunca había muerto
un niño entre mis brazos ni,
hasta entonces,
había muerto yo.

Cuando me desperté
del sueño en el que me había despertado,
el suelo era de la ropa sucia
y las paredes todo cal.

El silencio hablaba
en una lengua indescifrable
para mis oídos.

Nunca había despertado
tan lejos ni,
hasta entonces,
tan sola . . .

1 comentario:

morpheus dijo...

Hermoso y sin embargo profundamente triste. Me hace recordar algunas noches que he tenido.