jueves, 7 de agosto de 2014

Atada de pies y manos (y no me gusta)

Veo pájaros azules cuando cierro los ojos.
Los pájaros rosas traen en sus picos niños muertos.
La imagen de pájaro y toda su libertad se oscurece:
niños muertos.

Los pájaros ya no son libres, vuelan, ¿y qué?
Yo una vez cogí un avión que iba a Reus;
volaba y estaba totalmente impedida de movimiento.
el cinturón me ataba como a ganado,
la proximidad de los asientos con los demás asientos
me invitaba a no crecer.
Yo volé y fui menos libre que aquella vez que me vistieron con la camisa de fuerza.

En el parque hay un sol corrosivo,
tanto que estoy morena,
(quemada de rabia) y sentada en un banco;
sentada en el asiento que una vez pisé,
respaldada en las maderas que un día usé de asiento.

Hay una paloma paralizada junto a restos de un cruasán,
nos miramos,
-las palomas son libres, porque vuelan- me digo en voz baja.
Nuestra paloma quiere volar porque es un pájaro
y porque los pájaros son libres,
y los seres libres vuelan...
el chicle;
el chicle rosa -que tiró la niña del lazo azul- la ata a el suelo.

Pájaros que no son libres, que no vuelan, que ni siquiera existen.
Plumas.
Un poblado de hormigas vive debajo de mi banco.