martes, 25 de agosto de 2009

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Gracias.
Y aunque nuestro momento no exista
existes tú
y yo existo también en algún universo.
Tú conmigo yo sin tí...

Gracias.
A veces las señales del cielo
me demuestran que el destino NO existe,
que la vida no miente,
y existes tú
y yo miento en alguna habitación de paredes blancas.
Tú sin mi yo contigo...

Cien mil parpadeos más,
unas cincuenta noches de llanto
y al acabar: Gracias,
por demostrarme que las personas son y están (al igual que nosotros),
que yo sólo inventé lo que no existe.

Volveremos a hablar de la maldad
con varios años encima,
después de haber despedido a odio y amor.
Hablaremos del bien y el mal como iguales,
porque iguales los ve mi mente los días impares.

Compartiremos reflexiones de años;
las historias de noches y camas
tal vez queden para otros,
pero eso no impedirá que nos amemos,
así, del modo más puro e impuro que se nos ocurrió...

Gracias.

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