Esto incluye, también, el techo,
al que miro con rabia,
y el suelo,
al que piso con furia.
Estoy llorando
entre estas paredes,
cierro las ventanas para que no puedan oírme,extiendo las cortinas para que no puedan verme.
Y grito
rabia
en una frecuencia para perros y murciélagos.Y me temo,
que a partir de ahora,
soy de la noche,
me temo. . .
porque yo quiero luz, quiero luz.
Al menos enciende las velas,
aunque todo arda.
Aunque todos ardamos.
Eso:
Que todos ardamos . . .
1 comentario:
Como siempre, la vida termina siendo este hablar con las paredes, esta rabia, este llanto, este juego que jugamos, a veces sin saberlo.
Como siempre la noche termina reclamándonos y las velas, de cabelleras refulgentes, cegadores, terminan siendo nuestra única chance a la luz, aunque el fuego se trague todo, aunque la oscuridad se vuelva blanca.
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