miércoles, 16 de enero de 2013

No pido tanto, sólo quiero que vuelvas a morderme.

O sea, que me vuelvas a morder, o que vuelvas y, de paso me muerdas. . .


Y cambiando de tema:

Quiero tener treinta años. Creo que será la edad de la felicidad, no creo que tenga ninguna crisis. Seré lo suficientemente mayor para saber lo que quiero y voy a hacer ¡Y! lo suficientemente joven como para poder vivirlo todo, para no rendirme. Para mirarme al espejo y no sentir terror.

Y por acabar con lo que había empezado:
Tengo la marca de tus pasos por mi cuerpo grabada en algún recuerdo que, quizá, esté manipulado.

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