Mamá me hizo una pregunta,
ya es tarde para mi,
madre.
En el infierno no hay fuego,
hay frío.
Sus ojos resecos,
que ya no sabían de lágrimas,
me miraban.
Carne de tus entrañas madre,
restos de ti,
despojos de papá.
Soy vuestro agotamiento.
1 comentario:
Seguro que eres el agotamiento y la renovación, hasta los peluches lo saben...
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