lunes, 12 de agosto de 2013

Nada tiene que ver la forma de las nubes


Te miro (a) los ojos
y son transparentes.
cierro los míos
para que cuando me miren
no me tra(n)spasen también a mí,
y (¡entonces. . .!) el miedo
se me clava en los párpados,
intenta despegar las pestañas,
abrirse paso con furia.

Y lloro sangre.


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