martes, 20 de agosto de 2013

Tampoco eso significa nada

La bala está en el cargador;
cuenta atrás.
Todos tenemos miedo al espejo;

cada arruga, surco, mancha.
Cada aviso del tiempo que pasa,
(tic-tac)

a través del reloj, de las paredes
y de cada pliegue de la piel.
Tras mis manos está la caricia inocente,
tras mis labios
el beso lascivo,

puntada sin hilo,
tic-tac,
en las paredes hay restos de miedo

y de otros fluidos.


2 comentarios:

morpheus dijo...

Gracias

morpheus dijo...

El proyectil no viene al final de la cuenta regresiva; o si viene, es en forma de confirmación, de culminación, de clausura. El verdadero proyectil no es único ni es, tampoco, decisivo. El verdadero proyectil hiere una y otra vez a cada instante, deformando la carne, vaciando la sangre, calcinando el alma. Su sonido final sigue siendo el silencio, pero en el entretiempo su detonación insistente es mucho más sutil y conocida: un susurro leve, un movimiento imperceptible, un mudo e implacable girar sobre su eje. Tic-tac-tic-tac. Una sucesión indivisible de pequeños aullidos que sin embargo esconde, entre alarido y alarido, un pequeño abismo infinito, que es la muerte.