lunes, 16 de abril de 2012

Y dice eso despacio, y sé que se equivoca. Llamaré a alguien mañana.

Porque mamá dice que si,
que sepa
que nunca como ahora,
que ya me acordaré mañana
y lloraré
por no haber sido joven nunca.

Dice que si,
que vaya,
que me tire de cabeza y
grite, que grite tanto
que se me quiten
las ganas de llorar.

Pero no grito, sólo lloro.
Su revelación
es aterradora.

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