lunes, 25 de junio de 2012

Llegados a este punto creo que es hora de hablar de mi (parte I):

me llamo Goya y tengo catorce cicatrices, una por cada dos penas gordas.
Porque ese es el modo de clasificar las penas: una relación entre su peso y su volumen.

Tengo los ojos cansados, pero sé hacer lo de la mirada viva. Y de eso vivo: de calmar corazones con mis ojos.
De eso y de milagro.

A los diez y nueve años, decidí que yo no iba a ser una mujer cualquiera. Yo sólo iba a ser una mujer. Entonces me desprendí de: cualquier-cosa y dejando (de)atrás miles -millones- de cosas me hice una mujer y me quedé huérfana.


1 comentario:

Darko Wiggin dijo...

Si vives de calmar corazones con los ojos, bueno, de eso y de milagro... ya no eres solo una mujer.

Encantado Goya,
saludos huérfanos afectivos.