Grito mi nombre en cada esquina para no olvidar
cómo me llamo ni quien soy, y descubro, en el espejo,
a una chica asustada y derrotada que me mira.
Sus deseos de salir de ahí son tan evidentes
que golpeo el espejo; le rompo la cara y me corto las manos;
que golpeo el espejo; le rompo la cara y me corto las manos;
ese es, ni más ni menos, el resultado.
Lavo las heridas, me vendo las manos, me meto en la cama
y duermo, tal vez mañana sea otro día.
¡Ah! y otro día siempre es mejor que hoy:
buenas noches. . .
1 comentario:
No me mires,
no te asfiies,
no me pegues,
reflejate,
refleja tu voluntad
y véndate, anda...
:)
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