miércoles, 18 de abril de 2012

Maneras de utilizar el tercer ojo mientras finjo que paso de largo.

En un último intento absurdo
me rompo en cuatro.

Y . . . ¿Qué hacer con los trozos?
Una puerta o un muro.
Quizá una ventana
desde la que saltar
y caer de pie o de cabeza.

Decidir entre gritar
y quedarme callada.

Y llenar todo
de objetos que sustituyan
a todas las personas que pierdo por el camino.
Cada día más objetos,
ya nadie
(ya nada)
 cabe en mi memoria.

1 comentario:

Darko Wiggin dijo...

Me encanta.

Todos coinciden en llamarlo vida...